Como respuesta, y teniendo en cuenta que esta crisis no se limita en modo alguno a las aulas estadounidenses, los educadores han propuesto todo tipo de soluciones. Algunas, incluyendo el ajuste de la proporción entre alumnos y profesores y servicios de asesoramiento por computadora, no tienen importancia. Mientras que otras, incluyendo todo lo que se ha prescrito bajo la autoridad de los servicios psiquiátricos y psicológicos, es más que sólo un aspecto del problema; es un cáncer en el punto central del problema. Hecho rotundo: la totalidad de un declive de cincuenta años en la calidad de la educación occidental está en proporción directa a la introducción de métodos basados en la psiquiatría y la psicología.

      Podría decirse aún más, incluyendo lo que la psiquiatría ha generado en cuanto al consumo de drogas en el ámbito escolar, la promiscuidad sexual, el índice de suicidios entre adolescentes y, al final, la eliminación incluso de la voluntad de aprender. Pero de momento esto es suficiente para centrarnos en la consecuencia más visible, la horrible y sombría imagen del estudiante de fines del siglo XX.

      Este estudiante se encuentra entre las edades de seis y dieciséis años, y al alcanzar esta última, probablemente haya abandonado los estudios. No es sólo estadounidense, sino británico, donde un buen tercio de aquellos que tienen acceso a la educación secundaria, no son capaces de leer sus libros de texto; o tal vez sea alemán, donde a casi ochocientos mil se les describe como totalmente analfabetos. Aunque este no sea tan fácil de evaluar, también él es taciturno, hosco y obstinado; mientras que, si es que tiene algún valor, el mensaje de su forma de vestir es estrictamente criminal: cabeza rapada y pantalones super-holgados, inspirados en la vestimenta de las prisiones. Por último, y dado que las apariencias pueden resultar engañosas, también debemos tomar en cuenta esto: que no habiendo leído nunca un libro en su vida, su nivel intelectual está brutalmente determinado por juegos de vídeo, programas de televisión y letras de canciones pop.

      Todo lo cual nos conduce a una declaración absolutamente crucial referente a los instrumentos de Hubbard para el aprendizaje. Se ha dicho que L. Ronald Hubbard ha tenido el suficiente valor como para afirmar que para cualquier problema de aprendizaje existe una solución viable, y las miles de personas que han empleado sus instrumentos no pueden evitar estar de acuerdo con él. Aquí se hace referencia a educadores de todos los continentes y de todos los niveles socioeconómicos, y de forma muy especial a aquellos que tienen que hacerle frente cada día a ese estudiante de fines del siglo XX. Por ejemplo, en California hay una comunidad hispana en su mayoría, donde los miembros de una pandilla callejera que antes fueran analfabetos, ahora pasan tardes enteras verdaderamente absortos en libros de texto. Hay miembros de las pandillas de la zona central sur de Los Ángeles, que antes no sabían leer, quienes de igual modo se han convertido en lectores empedernidos. Hubo unos escolares británicos que antes tuvieron un nivel mínimo de alfabetización, que avanzaron todo un año en el nivel de lectura después de diez horas de instrucción en los métodos de LRH, y unos estudiantes neozelandeses que lograron una calificación superior en doce puntos en las pruebas del coeficiente intelectual después de la misma instrucción.

[Imagen]       Hay más, mucho más; pero primero vamos a indicar un segundo punto de gran importancia: cuando se habla de los instrumentos de LRH para el aprendizaje, no hablamos de una nueva ayuda didáctica, una técnica de memorización o un programa de lectura fonética. Más bien hablamos de una tecnología de estudio completa, mediante la cual se puede asimilar y comprender cualquier materia. Tampoco estamos hablando de un enfoque arbitrario, sino más bien de que estos son los componentes del estudio: esta es la forma de aprender. Y a pesar de todo lo que se ha prescrito para la educación, los preceptos dados en nombre de la educación durante los últimos noventa años, cuando menos, esto es totalmente nuevo.

      Lo importante de la Tecnología de Estudio de LRH, es la descripción de las tres barreras principales al estudio, no conocidas con anterioridad, y que sin embargo constituyen las únicas razones de todos los fracasos educativos. Es decir, los educadores pueden hablar de manera superficial de los Trastornos de Deficiencia de la Atención, o de Incapacidad de Aprendizaje, pero son boberías que llaman la atención. Sus alumnos no consiguen aprender porque nadie les ha enseñado nunca cómo hacerlo: cómo identificar las barreras al aprendizaje, y cómo superarlas.

      No menos universal, e incluso más fundamental para el proceso de la educación, es la segunda gran aportación de Hubbard, The Key to Life Course (curso La llave de la vida). El título es acertado y de hecho está relacionado con la última de nuestras observaciones introductorias: si se comprendiera de verdad lo que se lee y se escucha, y los demás le comprendieran por igual, entonces se abriría la totalidad de la vida. De eso es de lo que trata The Key to Life: el irnos despojando de las causas por las que alguien no puede comprender y por las que, a la inversa, no se le puede comprender. En la parte central del curso, se encuentra de manera particular, una visión igualitaria del lenguaje, no como una materia imprecisa destinada al estudio académico, sino como un medio animado y viviente de comunicación. Precisamente con ese fin, The Key to Life reforma además la gramática inglesa, distanciándose del conjunto de reglas inútiles hacia un verdadero instrumento de expresión significativa. El resultado es un estudiante que no sólo lee y escribe del modo en que generalmente concebimos estas habilidades, sino un estudiante quien está facultado para manejar el lenguaje, lo domina y es experto en su uso. De hecho, aunque técnicamente sea un programa de recuperación escolar, The Key to Life hace que, al final, nuestro concepto de la alfabetización ascienda a niveles sorprendentes y completamente nuevos.

      “Nuestra intención no es sólo rescatar a unos cuantos estudiantes ”, observaba Ronald hace dos décadas. “Nuestra intención es hacer que todo este deterioro dé marcha atrás”. Como veremos, hablaba absolutamente en serio, y si el deterioro general de la educación del siglo XX se ha vuelto muy grave en la actualidad, la solución de LRH es tanto más eficaz. En las páginas siguientes examinaremos todo el desarrollo de esas soluciones y su impacto en mayor escala a nivel mundial. También, por supuesto, examinaremos al propio L. Ronald Hubbard como educador y, sucesivamente, el curso de su viaje principal a lo que se ha descrito verazmente como una revolución en el pensamiento.[End of text]



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